LÁMPARA DE ACEITE
Las lámpara de terracota mas antiguas, que datan de 7000 a 8000 A.C.,
han sido encontradas en las planicies de Mesopotamia. En Egipcio y
Persia se han encontrado lámparas de cobre y bronce que datan
aproximadamente de 2700 A.C.
En 1000 A.C. la eficiencia de las luminarias se debía a sus
mechas vegetales que quemaban aceites de olivo o nuez. Para el quinto
siglo antes de nuestra era, estas lámparas ya eran de uso común
domestico. Los romanos desarrollaron lamparas de terracota con o sin
esmaltar y con una o mas salidas para mechas. Con la introducción del
bronce y posteriormente del hierro, los diseños de las lamparas de
aceite se fueron haciendo mas y mas elaborados.
Hubieron múltiples esfuerzos para mejorar la eficiencia de estas
lamparas. En el ultimo siglo antes de nuestra era, Hero de Alejandría
invento una lámpara en la que por una columna de presión, el aceite que
alimentaba la mecha iba subiendo. Leonardo Da Vinci, modifico este
diseño y añadió un lente de cristal. La luz que provenía de esta nueva
lámpara se lograba por una mecha que se quemaba en forma constante, y
gracias al lente de cristal la superficie de trabajo recibía niveles de
iluminación que permitían la lectura nocturna. Da Vinci también diseño
lentes de agua para corregir la miopía, estos inventos registran la
primera correlación análisis sobre la interacción de la luz y la visión.
El físico suizo Aimé Argand patento una lámpara con un quemador
circular, una mecha tubular y una columna de aire con la que dirigiría y
regulaba el suministro de aire a la flama. Argand descubrió que la
columna circular de aire reducía el "parpadeo" de la llama. En 1880,
Bertrand G. Carcel añadió a este diseñó una bomba con mecanismo de reloj
para alimentar el aceite a la mecha. La lámpara Argand se convirtió en
el standard de fotometría debido a la constancia de su luz.
Posteriormente, Benjamín Franklin descubrió que dos mechas juntas daban
mas luz que dos lamparas de una sola mecha.
El descubrimiento del petróleo en 1859 por Edwin L. Drake produjo
una nueva fuente de gran eficiencia luminosa. Durante los próximos 20
años, el 80% de las patentes anuales se destinaron a este tipo de
luminarias. Durante el resto del siglo XIX y principios del siglo XX,
estas lamparas registraron numerosas mejorías, haciendolas de uso común
en los ambientes domésticos, industriales y de alumbrado publico.
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